YA ESTÁ AQUÍ

26.5.14



Un lunes más comienza la semana…

Siento mucho lo que voy a escribir, porque sé que para muchos no es lo que esperabais, pero…

¡SOMOS CAMPEONES DE EUROPA! ¡Por fin la décima está aquí! Gracias Real Madrid por hacerme sentir lo que haces que sienta. 

Mucha gente (cada vez menos) no entiende esto del fútbol. En honor a la verdad diré que no soy una entendida en la técnica futbolística, que no me saques de la falta, el penalti y el fuera de juego, porque poco podré decirte, pero en cuanto al sentimiento… eso es otro cantar. 
Cada uno tiene el suyo, hay para quienes su vida depende de sus victorias (no es mi caso) y para quienes es algo más que un entretenimiento sin llegar a la obsesión.

Puede resultar un poco banal hablar de fútbol en un blog de sentimientos y experiencias, pero para muchos, más que un club y más que un deporte es un sentimiento. Y como tal, es muy difícil de explicar.

Parece raro que una chica hable de esta forma sobre un equipo, o  puedes pensar que se ha unido a la incipiente moda por pertenecer  a algún grupo futbolístico y puestos a apuntarse a alguno, sería muy lógico hacerlo al mejor de la historia.

Pues me temo que no, que ni fue ayer, ni antes de ayer cuando me aficioné a esto de ver a 22 tíos dándole patadas a un balón.

Y es que uno no se levanta por la mañana y dice, hoy soy del Madrid o del Barca o de quien quieras, al menos no yo y quizás sea por eso que nunca el "amor" continúa.
No se tampoco decir, desde cuando soy “fan”, pero era una niña, de eso sí que me acuerdo.

A la vez que hacía la colección de cromos de "La Bella y la Bestia", también coleccionaba cromos de la liga del año que procediera. Una vez contemplaba el Real Madrid, el álbum para mi estaba finiquitado y dejaba de comprar sobres de Panini en el kiosko de Saconia. Precisamente, en una de las últimas temporadas que coleccioné, que ya se me pasaba la edad, conseguí la bandera que preside la pared frontal de mi cuarto de estudio. Solo había que enviar la solicitud del cartoncito que estaba grapado al final del álbum, y elegir de que equipo querías dicha bandera.

Recuerdo también, que en los partidos importantes, la gracia estaba en quien gritaba más en el barrio los goles del Madrid.

Estuve enamorada de Mijatovic una larga temporadita, pero antes lo estuve de Redondo, aunque sin duda alguna mi favorito siempre fue Roberto Carlos.

Después llegó Zidane. Yo no tenía, (ni tengo) mucha idea, pero supongo que la clase y el bien hacer se hace visible, incluso traspasando las barreras de la ignorancia.

No sé ahora como harán los niños, pero ha quedado grabado en mi memoria que al día siguiente, después de ganar una liga o la Copa de Europa, los chicos siempre llevaban la camiseta con orgullo y alegría. Yo no lo hacía por aquello de que era cosa de chicos.

Por eso, el agosto pasado en el homenaje a Raúl en el Bernabéu, tuve que sacar a pasear mi preciosa camiseta del 2000, de la octava, de TEKA. 



Y supongo que por eso, todavía sigo yendo al Bernabéu con mi camiseta (ahora más actual), a pesar de que mi madre diga que eso es de catetos, que a la zona a la que vamos la gente no va en camiseta (¿será un trauma de la infancia?).  Ahora que el fútbol es unisex luzco mi camiseta, por todos esos años que no lo hice por no parecer un poco “chicote”. Pero es que yo creo que siempre fui un poco chicote... un poco el hijo que mi padre nunca tuvo.

Todavía en el corcho de mi habitación guardo el calendario del 98 del Bistrot (bar del barrio de toda la vida) con el escudo y la letra del himno, y por supuesto de ahí que me lo sepa. Pasé horas leyendo y entonando dicha canción.

También por un día del padre, con una edad en la que no era tan pequeña como para que en el colegio nos hicieran pintar una piedra para crear un precioso e inservible pisapapeles, ni tan mayor como para comprarle una camisa (algo más útil, pero para mí con menos magia), y con el tiempo justo, decidí hacerle un cuadro con el escudo para que pusiera en su despacho (lo de ponerlo en su despacho y no en su habitación fue idea de mi madre). 

En mi vida de una forma u otra, siempre ha estado presente, como los Beatles, el piano o el cine. Con sus épocas de auge y las de decadencia, pero siempre ahí.


Tengo amigas que no lo entienden, y es que es como un amor que no se puede explicar. Hablar de fútbol en este caso a mí, se me quedaría grande, ya que un Betis – Zaragoza no me despierta absolutamente nada (podría dármelas de guay y decir que sigo la liga turca por amor al futbol, pero no). Todo cambia cuando es el Madrid el que juega. (Y porque obviamente no voy a hablar de la selección, todavía no ha llegado el momento).

La emoción y la adrenalina aparecen para vibrar ante el partido.

En una media de 110 minutos, no hay nada más, no hay problemas, no hay jefes, no hay novios, no hay nada más que la esperanza de que tu equipo marque el mayor número de goles en la portería contraria, con el mayor “fair play” posible. Y hablo de mí. Sé que muchos entendidos además quieren ver jugadas que posiblemente yo ni vea, ni entienda. Me basta con que no sean demasiado llorones, y a veces hasta me da igual que se tiren o hagan cositas no demasiado deportivas, si acabamos con una victoria. 

¿Y si la victoria es una final de Champions? La hecatombe, el súmmun, el culmen, lo máximo, ¡para que queremos más! Se disfruta,en compañía de amigos y/o familiares de la previa, del partido y de la “post-party” correspondiente, todo son alegrías. ¿Qué puede haber de malo en ello?

Entre que era una niña cuando grité por última vez por la ventana del salón el gol de Zidane que nos daba la novena "orejona", y el sufrimiento acumulado durante 93 minutos de partido, la celebración, emoción y felicidad han sido únicas.

A lo que iba, que no puede explicarse, que si nada por dentro se te remueve delante de una final de Champions R.Madrid – Atlético, no pasa nada y no tiene remedio. Ni lo vas a entender ni te lo van a poder explicar, pero ¿acaso alguien puede explicar las cosas que nos dan la verdadera felicidad?

A ver si con estas imágenes me acerco a explicar...



Selfie en Cibeles (aunque no veáis a la Diosa)



Feliz lunes de resaca emocional para algunos, y normal y rutinario para otros...


Besitos…



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