¡A la rica pata brava!

15.1.15


Es leer "patas bravas" e inmediatamente mis glándulas salivales se ponen en funcionamiento… Las adoro, me encantan, para mí son lo más.
Desde bien pequeñita, los domingos eran día de culto a este manjar. Tempranito al rastro y después a tomar una racioncilla o dos, por algún bar. Para mí, las patatas bravas son mucho más que un plato, me llegan recuerdos como este que os he contado, o por ejemplo como morir por el picante que tenían, mientras mi hermana pequeña, que era un moco, permanecía inmutable a semejante abrasamiento de lengua. Suena romántico, pero las patatas bravas me han acompañado casi desde el principio de los tiempos…

ADVERTENCIA:
Yo soy fan de los sitios “cuquis” que gracias a Dios ocupan nuestras ciudades, pero este no es post para todo aquel que vaya en busca de sitios cool, modernos… Las mejores patatas bravas se sirven en barras con los típicos mostradores de cristal repletos de tapas con dudosa salubridad e higiene, con suelos llenos de servilletas y palillos (y cualquier resto no comestible) e incluso puede que tu suela se quede pegada al mismo.

ADVERTENCIA 2: Hay en Madrid dos sitios que no he tenido el placer de probar (DOCAMAR es uno de ellos), y que se quedan fuera de mi lista poco extensa de momento, pero que iré ampliando con el tiempo.

Según Wikipedia: “El origen de este plato no está muy claro; hay quien lo atribuye a «Casa Pellico» y otros dicen que se empezó a servir en «La Casona», ambos bares madrileños y ya desaparecidos. Lo que sí es cierto, es que fue sobre el año 1960 y que las colas alrededor de estos dos bares sólo para probar las patatas bravas fueron míticas.

Es por eso que empezaré con mi top 3 de la capital:

1   Las bravas: Si vas por Sol haz un pequeño desvío ( Pasaje Matheu,5 y en calle Espoz y Mina, 13; al ladito el uno del otro) y acércate a este local. La verdad es que el local parece el típico adaptado al turismo, y es que efectivamente miles de turistas pasan al año por allí, pero a pesar de eso, tanto la patata como la salsa no han perdido ni un ápice de calidad. IMPRESCINDIBLES.

2   Los chicos: Apunta: Guzmán el Bueno, 33. Un bar de barrio de toda la vida (mis padres iban ahí en sus tiempos mozos), hace no mucho paré por ahí y están igual que cuando era más niña.

3   Bistrot: ¡Mi querido y adorado Bistrot! Las bravas son una de tantas especialidades que tiene. Son distintas, no son muy picantes, pero tiene una salsa divina. Sin duda, probar sus bravas pueden ser una buena excusa para pasarte por este maravilloso lugar, tan lejos del ruido de zonas comerciales y lugares modernos. Si lo pruebas, siempre querrás volver. Calle Antonio Machado, 45.


Aun así, Madrid no es el único lugar del país con unas maravillosas ”bravas”, no tengo el placer de haber estado en todos los lugares donde se sirven, pero he estado en dos lugares donde dudo que puedan ser superadas por otros mortales. Viajamos al Noroeste de la península, a la provincia de León y llegamos a mi amado Bierzo. 

Y es que aquí no sólo de botillo, castañas y vino se vive. En la capital de la comarca, Ponferrada, existe un lugar donde sus bravas crean devoción por todo aquel que las prueba. Además me alegra saber, que cada vez reciben más reconocimiento a nivel nacional.

El Bodegón: Aquí solo puedes comer bravas, mejillones, rabas de calamar y cortezas. Y supongo que de ahí el éxito. Dicen que el que mucho abarca poco aprieta y por eso estos visionarios propietarios decidieron centrarse en 4 opciones únicas e innegociables. Éste es un post de bravas y debo decir que son exquisitas, la salsa es brutral, y la patata lo más. Añado que los mejillones se sirven con la misma salsa de las patatas, por algo será.

¿Qué hace ahí una servilleta?
Acercándonos unos 26 kilómetros más a Galicia, llegamos la maravillosa Villafranca del Bierzo. En pleno camino de Santiago, en plena Plaza Mayor, en una terraza justo debajo del ayuntamiento, entre peregrinos y naturales de la villa, se encuentra el Ancares. Es lo único que creo que he probado aquí, pero no necesito más. Es un imprescindible cada vez que voy a ver a mis abuelos. El entorno es inmejorable y las patatas… recomiendo que las juzguéis vosotros mismos. DELICIOSAS. Si te da por pasarte, y no es época de terraza, el local está bajando unas escaleritas desde la propia plaza, concretamente: Calle Yedra, 1.

La foto es malísima, pero las patatas se ven.
Por esta zona, en esta tapa se opta por cortar las patatas en láminas en lugar de en taquitos, lo que le da un toque distinto y que me hace imposible saber cuáles me gustan más.

En otras zonas el concepto de patatas bravas es distinto, pero esta vez por la salsa, no es una salsa de tomate sino una especie de mayonesa con pimentón. También me gustan y en un pueblecito de Aragón (Mora de Rubielos) probé unas tremendas (provocado en gran medida por un pimentón sencillamente espectacular). Pero el concepto que mi mente tiene de patatas bravas es distinto, de modo que dejaré esta modalidad para un post distinto.

Así que esto es todo amigos, espero ir ampliando las recomendaciones y voy a ver si negocio algo con la oficina de turismo del Bierzo, que no estaría nada mal.


Besitossss

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