Sobre primeras veces y escalar montañas

He pensado que este blog podría llamarse, reflexiones subidas a una bicicleta, o algo a sí, porque últimamente es donde más me da por pensar.

Estaba tranquilamente ajustando mis zapatillas a los automáticos de la bici, cuando la mente viajó al momento a la primera vez que hice  ese gesto.

Y entonces pensé en la cantidad de hechos rutinarios que tuvieron su primera vez.

Hay personas que se ponen el mundo por montera ante casi cualquier situación, y otras para las que cada pasito (por pequeño que parezca) es un nuevo reto.

Yo pertenezco al segundo grupo, y es por eso que las primeras veces siempre me dan algo de miedo. La primera vez que fui sola en autobús, la primera vez que fui a cambiar una prenda a una tienda, la primera vez que entré sola a una clase de spinning, la primera vez que me ponía unas zapatillas con automáticos y los enganchaba a los pedales.... Y así una larga lista de primeras veces que me trajeron cuanto menos un ligero dolor de tripa y un acelerón en el ritmo cardíaco. Primeras veces tontas, cotidianas, pero con el miedo a lo desconocido (al menos para mi) presente. Como es lógico, y por la naturaleza de las ocasiones, al segundo, cuando ya estás en el autobús, cuando ya estás hablando con la dependienta, cuando ya estás dentro de la clase y cuando estás moviendo el pedal hacia adelante para engancharte la zapatilla, ese miedo se evapora y te sientes absurda.. ¡Menuda estupidez!

Pero esas estupideces te hacen sentir vivo, te hacen mirar las pequeñas cosas como grandes y por tanto no te aburres nunca. Además, por poca importancia que tenga, el hecho de llegar a cimas, por pequeñas que parezcan, te anima y ayuda a afrontar la siguiente.

Al final te ves con una ristra de pequeñas cimas superadas que hacen que al mirar atrás digas : "¡cómo he cambiado!" y de manera tonta se te escape una pequeña sonrisa.

Mañana, me va a tocar escalar una montaña, grande o pequeña según se mire y según cuando lo haga, ya os contaré si me di media vuelta o si por el contrario (este dolorcillo de tripa) mereció la pena.


Besitossss.